18/11/08

Grietas



Las grietas son como los perdedores, tienen mala fama, aunque de los perdedores hablaré en otra entrada, hoy toca hablar de grietas.

Una grieta nos habla de un defecto en la estructura, de fugas que la atraviesan, de pilares resquebrajados, de derribos próximos, son profetas de tragedias, inductoras de futuros peores, las grietas nos recuerdan que algo salió mal en su concepción...o que los cimientos eran más débiles de lo previsto, una grieta reclama reparaciones, una grieta siembra intranquilidad, las grietas nos prometen que, por lo menos, se quedan ahí, una grieta generosa no avanza, la grieta nos contempla desafiante, miramos la grieta como quien contempla el reloj que marca la cuenta atrás antes de detonar, suplicando que no avance, una grieta nunca mira atrás, la grieta se viste de amenaza, una grieta es amiga del vacío, la grieta es la hija del riesgo y la imperfección.

Estéticamente una grieta es errática, es libre, deambula e inventa, crece, se redefine a sí misma, progresa sin más futuro que el que le permite la superficie en la que se manifiesta o según le sean propicias las condiciones reinantes. Las grietas no entienden de superficies rugosas o pulidas, opacas o cristalinas, son el relámpago perenne y expansivo en la materia inerte.

Pero las grietas también son ventanas en lo opaco, reivindicaciones de libertad de lo oprimido, la grieta es un milagro del escapismo frente a las ecuaciones de la materia organizada, las grietas son misterios verticales, una grieta es un sueño de libertad ante la planificación, una grieta es un punto débil del invencible, una grieta es una invitación para soñar al encerrado, una grieta es la expresión de lo improbable en la perfección falible, una grieta es un poema de superficie, una herida en el muro, por una grieta puede salir arena, vida, malos olores, sangre o dolor. Por una grieta puede colarse una enfermedad, filtrarse una plaga o inundar de luz y aire puro una habitación hermética con demasiada humedad, las grietas son promesas, son derribos o raudales, grietas son condena o esperanza.

Por una grieta Valerie liberó a Evey, una grieta es expresión improbable de vida serpenteando. Menos mal que había sitio para grietas.

22/7/08

La onda expansiva de My Bloody Valentine


¿Qué esperas cuando vas a un concierto? ¿Y cuando vas a un festival? A la primera pregunta se puede responder con ilusión, la segunda, a priori, puede crear algo de desasosiego. Pues bien, eran las 19.30 de la tarde cuando llegué al Recinto Juan Carlos I y encuentro el siguiente panorama: más de treinta grados, un sol abrasador (y yo sin gafas de sol), la grada VIP alejada del escenario y a los Babyshambles haciendo el gilipollas – a eso no se le puede llamar música - coreados por una minilegión de fashion-victims. TODO empezaba mal.

A la entrada del recinto me habían obsequiado con un zumo refrescante (posiblemente el único reconstituyente sin grados o legal que ingerí durante las siguientes diez horas aparte de los deliciosos perritos que nos costaron media hora de cola) y entre los movimientos absurdos y los gallos de Doherty y el sabor a macedonia del zumillo esperé que llegase Pedro. Apareció el porteño de adopción junto a Carlos, un delicioso descubrimiento, como todo lo que Pedro trae consigo (Montanary, ¡cómo te echamos de menos!) Buscando algo de fresco y dado que no había nada interesante en el escenario (de hecho no había NADA) nos situamos en un montículo cercano a contemplar la caída del sol en el horizonte a medida que nuestra alma y sentidos comenzaban a desparramarse. Siouxie apareció y se desvaneció en la distancia.

Y fue entonces cuando todo empezó. Y comenzó con un señor entrado en kilos que dilapidó cualquier duda acerca de la sensatez de pagar noventa euros por un concierto: era Morrisey, mucho más enérgico de lo esperado, sudando como un cabrón, mezclando temas propios con otros de los Smiths - ¡¡¡hasta me enamoró con Vicar in a Tutu!!!!. Creído, vanidoso, ególatra, enérgico, parlanchín, criticón, entregado, espectacular. En fin, un conciertazo con el final agónico y maravilloso de ‘How soon is now’. No estaba Marr pero todavía quedaba algo de los Smiths…y lo mejor de Morrisey en solitario.
He encontrado una grabación medio decente del ‘Ask’ del pasado sábado. Fue de las primeras…lo sé porque Morrisey apenas sudaba pero ayuda a entender la actitud con la que vino el vocalista de los Smiths.



Pero nada es perfecto. Habría disfrutado con ‘Last night I dreamt…’ o con ‘I know it’s over’ pero como no tocó ninguna de estas canciones pero tampoco estaba presente la persona a la que se las hubiera dedicado (aunque se la echaba de menos) pues aquí va una versión en directo dedicada a esa persona de piel azul que habita en prisión, mar adentro.



¿Y después de esto qué? Pues un par de perritos calientes, unas birras, un paseo por tierras de Baudelaire y a esperar a ese grupo, reaparecido después de dieciséis años, y para cuyo concierto repartían tapones para los oídos: My Bloody Valentine.

Creo que sería casi imposible encontrar palabras para expresar lo que estos tipos (cuatro sonando como cuarenta) nos vomitaron durante la hora y pico de paso por Madrid. Desolación, ternura, intimismo, soledad, angustia, deseo, vida, muerte, desesperación, esperanza en cada tema, en cada solo, un terremoto de sonido a ocho manos (las voces eran tan inaudibles como innecesarias). El aluvión de sensaciones que desplegaron desde el escenario no tenía límites ni dejaba de crecer o transformarse, un concierto devastador. Comenzaron a erigirse desde los instrumentos como la seta de una bomba nuclear arrasando con todo y todos los que estaban frente a ellos. No tuvieron piedad ni límites, su onda expansiva nos pasó por encima desde el primer tema hasta la última (enésima) distorsión.

Todavía atónito ante el espectáculo que acababa de presenciar entré en el cuarto de baño y me sorprendí rodeado de un montón de zombies que silbaban como poseídos el pegadizo ritmillo de ‘Soon’ o 'I only said' cadáveres andantes por obra y gracia del concierto de My Bloody Valentine.

Como no hay nada decente en la web que se parezca ni de lejos a cómo suenan estos tipejos en directo adjunto ‘Soon’ en estudio…multiplicadla por una altísima potencia de megatones de watios y eso es lo que presenciamos a partir de las 00.30…



Y ahora una versión en directo de 'I only said' en el 91 en Londres...de lo poco que se escucha bien en directo.



Y sólo quedaba a estas alturas de la madrugada esperar o irnos…quedaba Mika lo que significa que no quedaba nada…pero un tipo que a las 3.30 de la mañana empieza el concierto diciendo ‘Lo tengo muy difícil después de lo que ha hecho My Bloody Valentine, será menos difícil con vuestra ayuda’ pues se merece al menos darle una oportunidad. Y la verdad es que…me lo pasé muy bien durante su actuación, fue divertida, su rollo Village People mezclado con Elton John y aromas a Suede por momentos (la verdad es que voz no le falta al chico aunque falsete y pluma le sobra) fue…lo que tenía que ser, un fin de fiesta muy divertido que puso a todo el mundo a bailar con su versión de ‘I just can’t get enough’ y de ahí todo su repertorio que, si bien es muy alegre, también es aburrido, genial para una fiesta de cumpleaños…o acabar un festival que, en este caso, mereció la pena gracias al empuje de Morrisey y al efecto radiactivo de My Bloody Valentine.

27/5/08

Just a little pinprick...


Cuando escuchaba música de joven, a los catorce o quince años, llegaba del colegio a eso de las 17.30, soltaba los bártulos, ponía el mini-equipo de música de mi cuarto (comprado en Pryca por 15.000 pesetas, cerca de cinco meses de ahorro, cumpleaños incluido) con doble pletina (ya entonces era un pirata potencial) y unos altavoces que hoy superaría cualquier transistor, y comenzaba a descubrir a The Who, The Jam, Small Faces, Kinks, en fin, la herencia que mi primo Eduardo me dejaba en cada visita en Navidad o Semana Santa. Era una época en la que se escuchaban los discos enteros, de principio a fin, con pausas. Cada nuevo álbum era un billete a lo inexplorado, una conversación con el autor, un diálogo de sentimientos, una aventura sin rumbo predefinido.

No recuerdo cómo cayó aquel catálogo en mis manos, Discoplay creo que se llamaba la empresa, envío a domiclio de LP's y cassettes de importación con conciertos piratas y rarezas. Ahora leo que seguían vivos...pero ya han tenido que cerrar: renovarse o morir. En estos tiempos donde consumir-música-no-merece-la-pena-si-hay-que-pagar pocos entenderían que pagaras cerca de 5.000 pesetas por una versión toscamente grabada en un cassette de los Who en el Rockpalast 'Merry Christmas Mr.Who and the song is just begun'. Yo lo hacía (aunque también grababa toda la música que caía en mis manos por falta de medios para comprarla). Se trataba de algo parecido a lo que decía el Cartero de Neruda 'Don Pablo, la poesía no es de quién la escribe, es de quien la necesita'. Dudo que toda la memoria de un iPod de 160 Gb descargado de Emule tenga la mitad de valor emocional que tienen esos cassettes para mí.

Pues bien, releía cada catálogo de Discoplay (cutres fotocopias con portada verde, sólo texto indicando grupos, discos disponibles, formato - LP de 33 ó 45 o cassette - y precios) como si fuera una Biblia y buscaba los grupos con más material publicado: Frank Zappa siempre se llevaba la palma...y de ahí comenzaron a aparecer por mi casa Elvis Costello, Queen, The Clash, Cream, AC/DC ...eran los años en que la información no estaba accesible y se compartían los discos como la comida en las trincheras. Los lunes, antes de comenzar las clases, a las 8.45 era el momento del intercambio de discos en clase. Y gracias a un trueque (yo presté 'If you want blood you've got it' de AC/DC) llegó a mis manos The Wall. Dispuesto a descubrir este grupo me tiré en la cama a escucharlo al llegar de clase... y entonces comencé a sentir...miedo. Un viaje frío y gris por las grietas del alma, un grito ahogado con miradas amenazantes...The Wall, ni más ni menos.

Hace unas semanas fui con tres compañeros de viaje a Granada a ver a Roger Waters. No había vuelto a escuchar detenidamente a Pink Floyd ni a Roger Waters salvo en casa de Juanjo, un par de semanas antes del periplo granadino, para ponerme en antecedentes de lo que íbamos a presenciar. ¿Cómo describir el viaje y el concierto?. Leed los dos blogs amigos a la derecha (tanto de Montanary como de Jorge) y os haréis una idea completa, poco más puedo añadir, salvo que los primeros acordes de 'Another Brick on the Wall Part 2' me llevaron a esa tarde de lunes con 15 años...veinte años más tarde, redescubro 'Comfortably Numb', y el miedo de antaño se vuelve amigo: no amenaza, conversa y comparte, el muro gris tiene piel y graffitis, hay ventanas y sombras en las paredes, lágrimas y sangre en el suelo... y hay puertas que se pueden cruzar o cerrar...muros por edificar o por derruir






Traducción aquí (elegid paralizado o insensible para Numb)

Hello,
Is there anybody in there?
Just nod if you can hear me
Is there anyone at home?
Come on now
I hear you’re feeling down
I can ease your pain
And get you on your feet again
Relax
I’ll need some information first
Just the basic facts
Can you show me where it hurts
There is no pain, you are receding
A distant ship’s smoke on the horizon
You are only coming through in waves
Your lips move but I can’t hear what you’re saying
When I was a child I had a fever
My hands felt just like two balloons
Now I’ve got that feeling once again
I can’t explain, you would not understand
This is not how I am
I have become comfortably numb
I have become comfortably numb
O.K.
Just a little pinprick
There’ll be no more aaaaaaaah!
But you may feel a little sick
Can you stand up?
I do belive it’s working, good
That’ll keep you going, through the show
Come on it’s time to go.
There is no pain you are receding
A distant ship’s smoke on the horizon
You are only coming through in waves
Your lips move, but I can’t hear what you’re saying
When I was a child I caught a fleeting glimpse
Out of the corner of my eye
I turned to look but it was gone
I cannot put my finger on it now
The child is grown
The dream is gone
And I have become
Comfortably numb.


Y como recuerdo del concierto, un sentido homenaje a Fernando y a mi nueva mascota, el Cerdo Rogelio


24/5/08

Coincidencias

Muchas veces la había escuchado en la voz del difunto Enrique Urquijo. Más tarde, ya descubierto su autor, empecé a degustarla en la voz quieta y susurrante de Quique González. Hace un par de días descubrí entre las páginas de un libro el poema de Luis García Montero en el que está inspirada y, la verdad, ya no sé con qué versión de las tres quedarme. Tres luces, tres sombras, tres lamentos, tres lágrimas, tres almas, un mismo corazón, un mismo sueño, un mismo dolor.

AUNQUE TÚ NO LO SEPAS

Como la luz de un sueño,

que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de tí que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.

La versión de Quique (original)



Y por último la versión que popularizó nuestro difunto Enrique Urquijo



Y para terminar...las Razones del Viajero..para Anónimo...por aquello de 'Tomorrow'

...

Una vez dijo amor
Se poblaron sus labios de ceniza.

Dijo también mañana
con los ojos negados al presente
y sólo tuvo sombras que apretar en la mano,
fantasmas como saldo,
un camino de nubes.

Soledad, libertad
dos palabras que suelen apoyarse en los hombros del viajero.


De todo se hace cargo, de nada se convence.
Sus huellas tienen hoy la quemadura
de los sueños vacíos.


...

17/5/08

Raindrops



A veces escribir es una necesidad, otras una terapia, y las más veces ambas. Llevaba tiempo sin acercar mis manos al teclado, quizás porque estuvieron trepando no sé qué muro resbaladizo, quizás porque temblaban de miedo, quizás porque preferían tapar ojos u oídos, a lo mejor sólo necesitaban encontrarse, ser sólo manos sin función alguna, quizás porque sangraban y preferían no manchar con su tacto. Cierro los ojos y abro mis manos al cielo oscuro: la lluvia me empapa, me traspasa, me atraviesa, me posee, empiezo a filtrarme por las cicatrices pasadas y heridas presentes.

La lluvia limpia, pero también arrastra la basura almacenada en las esquinas del alma, remueve los claroscuros como remolinos de palabras dichas a medias, de cortes profundos en mitad del alma, de harakiris sin liturgia, de rayos apagados y truenos sordos, de olor a tierra mojada…antes de llover. La lluvia de Mayo, casi milagrosa, ha reflotado, como a un cadáver enterrado, zonas de mí que creí alejadas, zonas de penumbra y delirio, de fantasmas sin castillo, lodazales de aguas profundas que engullen, de sirenas que cantan al oído por un puñado de monedas de plata, paraísos artificiales donde recrearse contemplando la cara oscura de la luna. La lluvia ha traído soledades de ropa húmeda, desencuentros con el espejo, larvas en el estómago…que ya empiezan a crecer. La lluvia ha firmado la sentencia que el juez tenía preparada hace meses, la lluvia tiene nombre de celda y apellido de condena. La lluvia es promesa de tormenta, de agitación y cielo oscuro, de turbulencia reveladora. La lluvia, prefacio de tempestad, de barcos a la deriva y playas regadas de peces muertos, esconde un horizonte claro pero lejano, sol de amanecer y aire puro, la lluvia arrecia y duele… y limpia el barro que lastra las alas. La lluvia es piedra y David, diván y camisa de fuerza, sable y bisturí, paredón y quirófano, granizo y rocío. La lluvia comienza lejana, se acerca, penetra, me lleva, soy lluvia, no queda nada de mí, ni las cadenas ni las condenas, sólo lluvia.


Raindrops keep fallin' on my head
And just like the guy whose feet are too big for his bed
Nothin' seems to fit
Those raindrops are fallin' on my head, they keep fallin'

So I just did me some talkin' to the sun
And I said I didn't like the way he got things done
Sleepin' on the job
Those raindrops are fallin' on my head, they keep fallin'

But there's one thing I know
The blues they send to meet me won't defeat me
It won't be long till happiness steps up to greet me

Raindrops keep fallin' on my head
But that doesn't mean my eyes will soon be turnin' red
Cryin's not for me
'Cause I'm never gonna stop the rain by complainin'
Because I'm free
Nothin's worryin' me

It won't be long till happiness steps up to greet me

Raindrops keep fallin' on my head
But that doesn't mean my eyes will soon be turnin' red
Cryin's not for me
'Cause I'm never gonna stop the rain by complainin'
Because I'm free
Nothin's worryin' me

18/2/08

Mirar al sol

A medida que me acercaba a la Fnac Callao me sorprendía la cola que flanqueaba la periferia del centro comercial y me preguntaba ¿es posible que Jodorowsky sea capaz de convocar a tanta gente? La respuesta vino de inmediato: no, no es posible. Esta respuesta no beneficia en nada a la sociedad a la que se refiere pero, en fin, era comprensible que Tim Burton convoque a más gente que Don Alejandro aunque su enseñanza no sea tan duradera, quizás sí el disfrute de la obra del marido de la siempre sorprendente Helena.

Ya encontrándome en la cola para que D. Alejandro me firmara mi libro y un par de libros de Juanjo, me sorprendía la fauna diversa que esperaba su turno: pelos pintados, señores de chaqueta y corbata, adolescentes con comics, pirados de todo tipo, pseudo-psicólogos del tres al cuarto, iluminados tratando de camelar a su musa reciente apenas destetada, de todo y para todos. Cuando le entregué el libro que había de dedicarme, le comenté que las primeras páginas de 'Cabaret Mísitico' me habían transmitido mucha energía positiva, hasta lograron hacerme sonreir y estar de buen humor en lo más parecido a la antesala de una mazmorra de tortura legal: la sala de espera de un dentista, a lo que el chileno con una mezcla de sabiduría y complicidad me respodió: 'Es que no es un libro, es un arma para matar la depresión'




A veces nos atrapa la melancolía y otras veces la tristeza enraiza en las murallas de nuestra alma. Cuándo llegaron las semillas, nunca se sabe, hay miriadas de ocasiones a lo largo del día para darnos oportunidad de venirnos abajo, tantas como soles de alegría que las secan antes incluso de llegar a tierra firme. Pero, eso sí, cuando la semilla cae en terreno abonado (por pasados o presentes) y alrededor las circunstancias propician un clima húmedo, una umbría recorre las almenas y la enrededadera sombría comienza a trepar y a tapar la luz. No habrá llegado al castillo la escurridiza planta con aroma de tierra mojada pero ya sus huestes avisan con sordos silencios de que se avecinan malos tiempos para los moradores del castillo. Creo que esto no es malo, es más, creo que se hace necesario aunque sólo sea para recordar y disfrutar de su ausencia cuando el alma se encuentra en paz.

Tantas veces, con seguridad o paseando por lugares comunes, hablo con personas a las que quiero acerca de cómo afrontar situaciones complicadas e intento con más o menos éxito arrancarles una sonrisa y hacerles creer en cosas en que ni siquiero yo creo, con la firme convicción de que, aunque sólo sea durante esa conversación, mi interlocutor recobrará las ganas y encontrará algún motivo para remontar el vuelo.

También, de forma consciente o inconsciente, hacemos daño, dolemos y nos dolemos, y es justo que la misma sinceridad que existe en los momentos agradables se manifieste en los más duros, especialmente si viene de una boca amiga, especialmente si duele más al que lo dice, especialmente si abre heridas que mueren o matan. Lo malo de lo que se dice, especialmente si se refiere a un presente que sangra a costa de un pasado a priori mejor, es si ese pasado fue realmente mejor o se ha construido como mejor que cualquier presente. Y aun peor si ese pasado es el único cimiento de un futuro también irreal. Se desvanecen entonces las esperanzas, se queda sin gasolina la máquina de los sueños y la maldita enredadera de tristeza comienza a invadir los engranajes del optimismo, es entonces cuando piensas si realmente hay soles que puedan secar esa maldita plaga, si se trata de una planta que puede morir o que únicamente se esconde bajo tierra cuando no la sufres.

A esto Jodorowsky le dedica un pequeño cuento:

A un buscador de la verdad le cuentan que existen flores que brillan tanto como el sol. Comienza infructuosamente a buscarlas. Se le convierten en una obsesión y recorre todo el planeta buscándolas. Finalmente decepcionado y convencido de que no existen se sienta al borde del camino con la decisión de ayunar hasta morir de hambre. Al cabo de unos días ve pasar a un viejo con un ramo de unas flores que brillan tanto como el sol. Asombrado le pregunta la buen hombre que dónde las ha encontrado ya que e´l recorrió todo el mundo buscándolas. A lo que el viejo responde: 'Muy sencillo, por la mañana, cuando me despierto miro fijamente al sol. Luego veo estas flores por todas partes'

Quizás el secreto, efectivamente no está en la búsqueda, sino en la actitud con la que se viva el camino. Quizás con el tiempo aprenda a mirar de otra forma los sucesos: llegadas e idas, rupturas y reconciliaciones, malentendidos y promesas inalcanzables, desesperanzas y esperanzas con fecha de caducidad -antes incluso de llegar - y quizás hasta la enredadera de la tristeza se pueda convertir en un bonito adorno para un jardín que, de momento, no existe o está seco. Espero tiempos mejores y unas gafas de sol que me ayuden a mirar el sol.



15/1/08

Unir los puntos

Hoy esta entrada va con dedicatoria a alguien a quien quiero (ni mucho, ni poco, cuando se quiere los adverbios pierden presencia) y que, ya en su cabeza, está pasando momentos difíciles aunque otros no demasiado agradables están por llegar. Se hace difícil encontrar respuestas o explicaciones a preguntas dolorosas y sin sentido pero debemos aceptar la injusta paradoja, afrontarlos y seguir viviendo de forma alegre y positiva con el dolor latente y la ilusión por llegar o en construcción.

Sólo personas grandes - como la persona a que me refiero - de sonrisa sincera, corazón desbordante y querencias firmes son capaces de encontrar en un suceso doloroso, una oportunidad de mayor entrega, de entereza generosa (sólo débil en la soledad) y optimismo contagioso. Son personas que identifican cómo unir los puntos, aunque a veces las lágrimas enturbien la visión.

¿Qué sigifica unir los puntos? Hace un tiempo escuché el discurso de una persona cuyo trabajo admiro, pero aun más su actitud: Steve Jobs. En el discurso dedicado a los candidatos a graduarse en Stanford les habla de sus victorias y sus miserias. De los sucesos dolorosos e incomprendidos y cómo convertirlos en oportunidades. Todo el discurso está preñado de optimismo y valentía, de contradicciones y claves, de derrumbes y escaladas. Y en la primera parte, Steve habla de cómo aprendió a unir los puntos. Me gusta especialmente a partir de minuto 4.53 y 8.00 y de la segunda parte del vídeo...todo.






En épocas faltas de valores y abstrayendo todo el componente empresarial/triunfalista de los ejemplos que se proponen a unos niñatos a punto de licenciarse en Stanford, creo que estos vídeos tienen una serie de 'pequeños cuentos' útiles y aplicables a los propósitos a alcanzar y a cómo afrontar las encrucijadas, ya que prefiero llamar así a los baches de mayor o menor profunidad que nos encontramos en la vida y que, sólo con el tiempo, quedan unidos al resto de puntos que les dan sentido.

Don't settle, Keep looking. Stay Hungry, stay foolish.

6/1/08

De Vita Beata

Me da por pensar en los asuntos más peregrinos en lugares insospechados. La mayoría de las ocasiones me ocurre en la ducha antes de ir a trabajar. Otras veces pensamientos abstractos me asaltan cuando me encamino a la estación de trenes de Córdoba arrastrando el trolley por el empedrado de la ciudad. Hace una semana algo parecido me ha ocurrido en un par de ocasiones consecutivas y ha sido paseando por el paseo marítimo de Tarifa poco después de despertar (el reloj marcaba doble dígito por tanto no es que hubiera madrugado precisamente y puedo afirmar que fueron de la pocas ocasiones en que mi consciencia no se encontraba alterada fruto de los manjares que pueblan la despensa de los paraísos artificiales) Buscando un nexo común a estas ocasiones me he percatado que en todas ellas se da una circunstancia: el silencio sazonaba la ensalada de inquietudes que se revolvían en mi mente. Por eso uno de los propósitos que he hecho para este año es lograr un poco más de silencio, y para lograrlo, nada mejor que buscarlo, sin extremismos como los del asceta de La Vida de Brian, obviamente.

La última idea que deambulaba por mi mente era una que, no por poco novedosa, deja de ser importante: la felicidad. Miles de autores la han tratado, ciento de teorías, filosóficas, psicológicas, libros de autoayuda, religiones, en fin, que piense lo que piense lo tengo duro para proponer nada nuevo o que no se haya escrito antes. Pero la conclusión a la que llego (y que probablemente cambie en el futuro, como casi todo) aparte de práctica es coherente y, al menos, desde mi punto de vista explica gran parte de los fracasos y algunas de las victorias morales que me han ocurrido. Tiene que ver con las expectativas. Como cada inicio de año, todo el mundo se plantea propósitos y metas para el año entrante que, en el mejor de los casos tardarán tres semanas en abandonar o reformular por la incapacidad de alcanzarlas. Como hecho en sí formular propósitos para el año entrante me parece una estupidez (supeditar tus propuestas de felicidad a una fecha) pero como hecho puntual, para revisar qué rumbo va a tomar tu vida a corto o medio plazo, sí me parece acertado y correcto. Porque, y aquí es donde llega el meollo, creo que la felicidad del individuo depende directamente de las expectativas de bienestar que ha formulado para sí mismo. Y no tanto con el hecho de en qué consisten sino con: el hecho de proponerlas, la factibilidad de alcanzarlas y la capacidad de reformularlas. ¿Y por qué?. Porque la felicidad conmenzará a hacerse patente por el hecho de estar en camino a alcanzarla y no sólo en el hecho de lograrlas. Es decir, como decía en maestro Punset, la felicidad habita en la antesala de la felicidad. Las expectativas, de por sí, ya son un triunfo y aun más en el momento en que se lucha por comenzar a alcanzarlas. Al fin y al cabo es la motivación lo que nos impulsa y nos da alas para elevarnos sobre la indefinición o el laberinto de las voliciones. Estas expectativas pueden tener fines universales o tratarse de un día a día grisáceo tornándose a más brillante. Igualmente creo que para evitar decepciones, estas expectativas deben formularse en varios niveles y a corto y medio plazo, ya que a largo tu mayor expectativa es la de todos: la felicidad acompañada de la esquiva paradoja de que se consigue casi siempre inconscientemente, casi sin darnos cuenta. Suele presentarse en estados puntuales y no como una situación permanente y sólo somos capaces de identificarla precisamente cuando nos abandona: ¡qué feliz fui en ese momento!

Estas expectativas de bienestar, siempre desde mi punto de vista, tienen dos características que han de sopesarse internamente, ya que no hay baremos universales, que afectan a cómo nos ayudarán a marcarnos hitos en el camino hacia la felicidad. Por un lado su componente ético…¿pero cómo nos hablas ahora de ética si la lucha por la felicidad es en sí mismo un tratado de ética?. Bueno, reformulo la afirmación, su componente moral. Si las expectativas que hemos propuesto inciden directamente en el mal o dañan a otra persona de nuestro entorno, ¿sería lícito proponerlas? Aquí habría que analizar si lo que se busca es el daño a esa persona como fin puro y duro (tu felicidad reside en la infelicidad de otro) o como consecuencia de tu fin real (quiero ese puesto aunque tengan que echar al que ahora lo ocupa) Entiendo que hay males necesarios como efectos colaterales a acciones pero que toda expectativa de bienestar debe evitar a priori. Ningún mal a tus semejantes debe residir en las propuestas realizadas y, en caso de estar cercano a que se produzca, no debería generar sentimientos positivos aunque se aproxime el alcanzar la expectativa anterior creada porque, si se trata de expectativas sinceras, deberían de ser igualmente generosas: el bien nunca puede residir per se en una búsqueda del mal para el semejante. Caso aparte es el voluntario in causa y siempre que situación negativa sobrevenida sea posterior y de calibre muy inferior al bien del que procede y por supuesto nunca buscada aun cuando se sopese como probable o lejana.

La otra característica que mencionaba antes, y que ya propuse al principio es la factibilidad y la reformulación. Expectativas imposibles nunca se alcanzarán y esto, de por sí, no es malo ya que lo importante y básico es, tenerlas y luchar por conseguirlas, es decir, la capacidad de anhelar ese bien y la motivación para moverse hacia él. De ahí la importancia de no hacer muchas propuestas y segmentarlas en varios plazos. Pero si la expectativa comienza a convertirse en una barrera o en una pesadilla por el hecho de que creíamos que era alcanzable (o nos creíamos capaces de alcanzarla en cierto periodo de tiempo) y realmente no lo es, puede convertirse en una losa que nos arrastre a la decepción, la incredulidad y la falta de ambición, fruto de la frustración. En ese caso hay que apresurarse a reformular, no como una rebaja o una disminución de las ambiciones, sino como un examen de sí mismo y una mejora en el conocimiento propio, que no nos lleve a ahogarnos en la ambición de escalar Himalayas cuando lo que disfrutamos y nos hará felices es dar paseos por la montaña. Debemos tener la cintura suficiente para adaptarnos a nuestras circunstancias del momento y proponer metas (expectativas) factibles en cierto horizonte temporal: la capacidad de reformular, recapacitar y volver a proponer es en sí una victoria, sin perder de vista metas mayores quizás alcanzables en otro momento o que valen de por sí por el hecho de estar presentes simplemente como ambición futura.

¿Y por qué toda esta retahíla de propuestas, ambiciones, expectativas? Porque firmemente creo que la ausencia de todas ellas es la muerte en vida del sujeto, o del alma del sujeto, la nada, que deriva en enfermedades del alma y el cuerpo, en depresión y sus derivados ya sean previos (desánimo, negatividad) o posteriores (suicidio) En el momento actual en el que es complicado confiar y las circunstancias nos fuerzan a actuar en muchos ámbitos (y no me refiero a actuar en el sentido más teatral de la palabra sino a hacer cosas) sin motivación sino únicamente porque se nos exige o nos lo mandan o porque se supone que debería hacer tal o cual cosa, una vida sin expectativas claras y propias puede fácilmente desembocar en una incomprensión de por qué hago todas las cosas que se supone debo hacer (y que no son pocas) y llevarnos a una sensación de vacío que nos conduzca hacia la deriva (ver post anterior acerca de las tres fases del estado del hombre, parte final del extracto de Juan Benet). Esa sensación de depresión o pesimismo sin ganas de nada fue perfectamente relatada por Sabina en una canción autobiográfica y escalofriante, la Nube Negra que es como el cantautor de Úbeda definió ese estado



Pues precisamente como contraposición a ese estado apuesto por crear expectativas (ganas de tener ganas) aunque sean simples, aunque parezcan tontas, aunque se vistan de sueños, pero que nos muevan, que nos motiven, que sean bálsamos contra el dolor del mundo, balizas que guíen nuestra singladura a buen puerto al final del día y nos alejen de la deriva, aunque sean mentiras… pero que valgan la pena (y cierro con Sabina & Serrat, esta vez en el extremo opuesto)



¡Felices propósitos para el 2008!