25/4/06

Cuestión de Sexo

Ayer fui a ver Volver, de Pedro Almodóvar. Y salí convencido de que, en labios de Pe, "¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Pedroooooooo!!!!!!!!!!" hubiera soñado con ser un secundario en El Club de la Lucha. El "genio" de la Mancha tiene un verdadero problema que le cuelga entre las piernas. Se puede ser gay, afeminado, locaza, ligeramente amanerado o un marica de los de toda la vida. Pero en cualquiera de estos casos, se trata de personas que intentan disfrutar de su condición sexual y de su existencia buscando la felicidad como cualquier hijo de vecina, con más o menos problemas, unos derivados de su sexualidad y la mayoría provocados por la vida, como todo el mundo. A lo largo de mi vida he conocido bastantes gays (reconocidos, de los otros, a saber) y ,como en cualquier grupo social, he encontrado gente que me cae mejor y peor, más o menos virtuosos etc... . Pero nunca he visto una persona con más resentimiento por el género masculino que el laureado manchego. En su última película el único nexo que une a los dos personajes masculinos de la película con cierto calado en la trama (el hostelero no cuenta), es que tienen el dudoso honor de que ambos han intentado follarse a sus respectivas hijas, consiguiéndolo uno y, además, embarazando a su hija, y muriendo en el intento el otro. Esta es toda la aportación masculina a la película. Pedro, ¿tanto te molestan tus dos pelotas?. Comprendo que entiendas (nunca mejor dicho) la mentalidad femenina y que sepas despertar unos sentimientos profundísimos en las mujeres que te ven y te rodean (también en muchos hombres, y no necesariamente gays) pero, de verdad, no creo que ni las más rebuscadas féminas alberguen en su interior un odio tan brutal y ensañado contra los hombres, ni siquiera en esos pueblos de casas blancas y calles empedradas donde, posiblemente, se han dado las mayores aberraciones, mudas y sordas de cara al vecindario. Pero ni aun así es coherente tu planteamiento, ya que uno de los dos protagonistas vive en la gran ciudad (nos lo presentas borracho, viendo el fútbol, recién despedido de su trabajo y masturbándose junto a su mujer, en la cama, después de que ésta le manifieste que está cansada y no quiere participar de quehaceres conyugales).

Por todas estas razones Pedro, te invitaría a que vieras El Club de la Lucha (gracias otra vez JM), no sólo por la maravillosa canción que pone banda sonora a la última escena de la peli (Where is my mind, de los Pixies), o por la gran actuación de mi actor fetiche Edward Norton, o por Brad Pitt reinventándose a sí mismo, o por el atractivo siniestro de Helena Bonham Carter...sino porque verías tu sueño realizado: ¿sabes lo que ocurre en la película a los miembros de la sociedad secreta de El Club de la Lucha, con solo proclamar el secreto del proyecto Mayhem?. Muy simple, Pedro, a los chivatos de la sociedad secreta...les cortaban las pelotas. Por si te quedas con ganas de más o echas de menos algo, al final tienes un par de fotogramas de un gran rabo que puede traerte recuerdos de tiempos pretéritos cuando compartías los mismos atributos sexuales con el resto del pérfido universo masculino .

Por lo demás, Pe, aunque sobreactuando un pelín, no sale fina ni atractiva, en esta película está muy por encima de esas chorradas. En Volver, Penélope es una mezcla de belleza rústica y hermosura gitana, muy mujer desde el tacón al pelo sucio, de mirada cansada, sugerente, burlona, pícara y profunda; de gestos y poses primarias, como una hembra de sexualidad escondida a gritos. La pareja perfecta para el bueno de Jack si el cartero llamara dos veces en un pueblo de la Mancha (hasta Don Quijote se pensaría cortejar a Dulcinea si Raimunda - como se llama Pe en la peli - le echara una mirada al pasar junto a ella en alguno de los periplos caballerescos del hidalgo). En Volver a Pe sólo le sobra maquillaje. En Volver a Pe sólo le falta liberar el potro desbocado que habita el alma de Raimunda.

¡Ah!, la película me gustó , y mucho, una mezcla de ternura, tradición, magia, y tragedia de la España negra de ayer y de hoy, que acaba con un final inacabado. Una película de Pedro Almodóvar como persona y no como personaje...quizás por eso le pesan tanto las pelotas.


16/4/06

Una Semana (Santa) en tres días


Conclusiones post pascuales:

1) 72 horas, está comprobado. Ese es el tiempo máximo de cohabitación con mi disperso núcleo familiar sin agobios. A partir de ese momento se hace necesaria, por no decir imprescindible, una válvula de escape; más allá se expande un inmenso precipicio de incomodidad.

2) Es posible sobrevivir una Semana Santa en Andalucía sin ver estaciones de penitencia (más comunmente conocidas como procesiones). Respirar incienso por las calles atestadas de gente, deleitarse con el azahar en las esquinas y escuchar los chirridos de los neumáticos sobre las calzadas cubiertas de cera son otro cantar.

PD1: Si enciendes la tele no es posible ni la primera frase de este punto.

PD2: Me siento identificado, en mi relación con la Semana Santa, con el extracto de la contracubierta de Entre Fantasmas: de tanto ir a misa me volví ateo.

3) No acabo de comprender la razón que mueve a los periódicos a incluir en la edición del Sábado Santo la parrilla televisiva del Viernes Santo.

4) La única prensa seria y honesta de este país es El Jueves.

5) A Sigur Ros no se les puede escuchar en frío, sino "aliñao".

Vivencias pre-pascuales:

1) Me regalan por mi cumpleaños el último libro de Eduardo Mendoza (para redimirme del chasco que supuso El último trayecto de Horacio Dos) y descubro tras 150 páginas que no se trata de una nóvela cómica, como yo esperaba. Esto me ocurre por mi manía de no leer las sinopsis de libros ni de pelis. Pero, igualmente, comprendo que, como este señor escribe tan condenadamente bien - ya lo pude comprobar con El Año del Diluvio - el libro me engancha igualmente.

2) Quique González se sale en Ajuste de Cuentas, echo de menos el Rompeolas. Definitivamente es mucho mejor escucharlo que verlo... en Junio iré a verlo...y escucharlo.

3) Hay veces que un cómic no necesita ni siquiera viñetas: gracias JM por descubrirme 'From Hell'.


4) Odio rematadamente saber cómo va a acabar una peli tras ver veinte minutos. Kevin Smith, Ben Affleck -de joven y con KS- y Matt Damon son, a priori, un buen cartel. Pues bien, renuncio a una merecida siesta tras una noche de copas. Finalmente la peli acaba con el típico final que me imaginaba a los veinte minutos de empezar a verla. ¿Por qué no aprenden de Persiguiendo a Amy?. ¿Por qué no aprendo que es preferible dormirme una vez he visto los primeros veinte minutos de peli?.

5) La sequía se puede evitar: declaremos Viernes Santo unos 125 días al azar en el calendario y preparemos a los Cristos y Vírgenes para salir en procesión esos 125 días. Seguro que en más del 50% de las ocasiones lloverá. Ahora bien, ¿merece la pena aguantar a todos los plañideros y plañideras que se desgañitarán ante las puertas de las cofradías?. ¿Somos un país lo suficientemente maduro para ese golpe?. ¿Está nuestro sistema asistencial preparado para los colapsos que se pueden producir en las iglesias?. Sí, yo también creo que es preferible dejar las cosas como están. La sequía es mucho más soportable.

PS: Estas 72 horas de agridulce estancia en el Sur han tenido, al menos, un motivo por el que ha merecido la pena el viaje: un 'dejá vu' con jersey rojo y ojos tristes - especialmente esta vez - un milagro de alma honda y cuerpo frágil que dota de significado a la letra de "Te doy una canción" en labios de Silvio. Gracias otra vez. Me ayudas a descubrirme cuando te descubres.

11/4/06

Si Dostoievsky levantara la cabeza...

He visto últimamente tres películas que me han llamado poderosamente la atención y que, sin mencionarlo expresamente, tratan desde distintas perspectivas un tema que hace unos cuantos años fue magistralmente relatado en un libro asfixiante como es "Crimen y Castigo". Efectivamente el tema que tratan es la culpa, y las películas son Match Point, Magnolia y El Rey Pescador.

Desde luego, puestos a elegir una de las tres (que Scarlett perdone mi sinceridad) me quedaría con El Rey Pescador (inenarrables escenas de Jeff Bridges en la radio y con un Robin Williams decente en su papel de trastornado). En este caso la culpa no es atribuible directamente al locutor de radio personificado en Jeff Bridges, ya que la matanza que provoca el oyente de su programa es fruto de una perturbación mental previa pero, al mismo tiempo, es curioso como Bridges intenta redimirse de su culpa no sólo para salvar a Williams ofreciéndole un bálsamo para su dolor sino también para salvarse a sí mismo del pozo de alcohol en que se ha convertido su existencia. La redención como salvación, la culpa como excusa, muy cristiano el argumento.

En el caso de Magnolia, resulta curiosa la concatenación de personajes enlazados por sus vidas accidentales y por la responsabilidad de sus actos: el antiguo niño prodigio, tornado en ladrón tras ser despedido, culpable de haberse enamorado de un bello camarero - desencadenante de su desgracia; el padre del pequeño y nuevo niño prodigio, culpable de la utilización de su hijo en la TV; los conductores del programa, culpables de la manipulación de los niños en el programa; el productor del pograma, culpable de haber abandonado a su hijo (Tom Cruise espectacular como predicador y su respeto por la polla y culpable por mentir a la entrevistadora); el presentador del programa, culpable de haber abusado de su hija y que poco antes de morir, confiesa a su mujer que es culpable de haberla engañado; su hija, culpable a su vez de rechazar al bondadoso policía por su adicción a la coca; la maravillosa Srta. Moore, culpable de haberse casado por el dinero con su marido (de nuevo el productor del programa moribundo, padre de Cruise) y renunciando a toda su herencia por su complejo de culpabilidad...y todas estas tramas entrelazadas, ¿qué tienen en común?. Podría ser ese programa de TV con el que todos tienen alguna relación, la lluvia de sapos, o que, en el fondo, a todos les une que son culpables de algo. No hay remisión de la culpa, no hay redención, la culpa como elemento homogeneizador.

Y por último Match Point, si bien prefiero Delitos y Faltas (de nuevo perdona, adorable Scarlett), aquí la culpa es premeditada, el culpable lo es desde antes de cometer el delito ya que es consciente del mismo y lo planifica, sólo la suerte torna algo distinto el desenlace, hay delito, culpa pero no castigo. La asfixia previa a la acción (adiós Scarlett) no justifica la acción cometida: culpable de sus errores, antes y después, despejar la incógnita no significa resolver la ecuación, aunque al final salga bien.

Esta casuística de la culpabilidad tratada en El Rey Pescador, Magnolia y Match Point (distintas concepciones pero la culpa como nexo común) ya fue tratada de forma riquísima hace mucho tiempo por el maestro Don Fiodor y quizás de forma mucho más dramática que en cualquiera de las tres películas comentadas. Pero no es algo que quede en el pasado y que necesitemos ver en una película para comprender. ¿Qué es común a la civilización cristiana sino el sentimiento de culpa?. Desde Adán y Eva, pasando por Caín y Abel, llegando hasta la traición de Judas y las negaciones de Simón Pedro, la acusación ante el Sanedrín y la exculpación de Poncio Pilatos (alias "El Palangana) hasta...nuestros días: ¿qué es lo primero que se debe hacer con un niño al nacer?. Limpiarlo de su culpa, de su mancha original, bautizarlo. Pobrecito, recién nacido, sin tiempo para actuar...y ya es culpable. En fin de qué nos vamos a sorprender en una película....