11/4/06

Si Dostoievsky levantara la cabeza...

He visto últimamente tres películas que me han llamado poderosamente la atención y que, sin mencionarlo expresamente, tratan desde distintas perspectivas un tema que hace unos cuantos años fue magistralmente relatado en un libro asfixiante como es "Crimen y Castigo". Efectivamente el tema que tratan es la culpa, y las películas son Match Point, Magnolia y El Rey Pescador.

Desde luego, puestos a elegir una de las tres (que Scarlett perdone mi sinceridad) me quedaría con El Rey Pescador (inenarrables escenas de Jeff Bridges en la radio y con un Robin Williams decente en su papel de trastornado). En este caso la culpa no es atribuible directamente al locutor de radio personificado en Jeff Bridges, ya que la matanza que provoca el oyente de su programa es fruto de una perturbación mental previa pero, al mismo tiempo, es curioso como Bridges intenta redimirse de su culpa no sólo para salvar a Williams ofreciéndole un bálsamo para su dolor sino también para salvarse a sí mismo del pozo de alcohol en que se ha convertido su existencia. La redención como salvación, la culpa como excusa, muy cristiano el argumento.

En el caso de Magnolia, resulta curiosa la concatenación de personajes enlazados por sus vidas accidentales y por la responsabilidad de sus actos: el antiguo niño prodigio, tornado en ladrón tras ser despedido, culpable de haberse enamorado de un bello camarero - desencadenante de su desgracia; el padre del pequeño y nuevo niño prodigio, culpable de la utilización de su hijo en la TV; los conductores del programa, culpables de la manipulación de los niños en el programa; el productor del pograma, culpable de haber abandonado a su hijo (Tom Cruise espectacular como predicador y su respeto por la polla y culpable por mentir a la entrevistadora); el presentador del programa, culpable de haber abusado de su hija y que poco antes de morir, confiesa a su mujer que es culpable de haberla engañado; su hija, culpable a su vez de rechazar al bondadoso policía por su adicción a la coca; la maravillosa Srta. Moore, culpable de haberse casado por el dinero con su marido (de nuevo el productor del programa moribundo, padre de Cruise) y renunciando a toda su herencia por su complejo de culpabilidad...y todas estas tramas entrelazadas, ¿qué tienen en común?. Podría ser ese programa de TV con el que todos tienen alguna relación, la lluvia de sapos, o que, en el fondo, a todos les une que son culpables de algo. No hay remisión de la culpa, no hay redención, la culpa como elemento homogeneizador.

Y por último Match Point, si bien prefiero Delitos y Faltas (de nuevo perdona, adorable Scarlett), aquí la culpa es premeditada, el culpable lo es desde antes de cometer el delito ya que es consciente del mismo y lo planifica, sólo la suerte torna algo distinto el desenlace, hay delito, culpa pero no castigo. La asfixia previa a la acción (adiós Scarlett) no justifica la acción cometida: culpable de sus errores, antes y después, despejar la incógnita no significa resolver la ecuación, aunque al final salga bien.

Esta casuística de la culpabilidad tratada en El Rey Pescador, Magnolia y Match Point (distintas concepciones pero la culpa como nexo común) ya fue tratada de forma riquísima hace mucho tiempo por el maestro Don Fiodor y quizás de forma mucho más dramática que en cualquiera de las tres películas comentadas. Pero no es algo que quede en el pasado y que necesitemos ver en una película para comprender. ¿Qué es común a la civilización cristiana sino el sentimiento de culpa?. Desde Adán y Eva, pasando por Caín y Abel, llegando hasta la traición de Judas y las negaciones de Simón Pedro, la acusación ante el Sanedrín y la exculpación de Poncio Pilatos (alias "El Palangana) hasta...nuestros días: ¿qué es lo primero que se debe hacer con un niño al nacer?. Limpiarlo de su culpa, de su mancha original, bautizarlo. Pobrecito, recién nacido, sin tiempo para actuar...y ya es culpable. En fin de qué nos vamos a sorprender en una película....



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