3/11/10

Chupópteros

Tras mis vacaciones transilvanas, de las que daré debida cuenta en un post aparte, me he dedicado a visitar uno de mis temas favoritos: el vampirismo, o mejor, para no caer en equívocos ya que lo que me atraen son los vampiros no sus hábitos aplicados a mi persona, la vampirofilia.

Quizás el hecho de retomar este tema que siempre ha suscitado mi interés haya sido la turbadora experiencia cinematográfica llamada ‘Déjame Entrar’ basada en el libro del mismo título del sueco John Ajvide Lindqvist. Creo que merecería no uno sino varios posts aparte.




Pues no, no voy a hablar de Déjame Entrar ni del Rocky Horror Picture Show (aunque también tiene influencias transilvanas como se puede apreciar en este pequeño sketch del musical)



De lo que quiero hablar es de True Blood. Como algunos de vosotros sabréis la serie se inspira en la ‘normalización’ de los vampiros al haber sintetizado los japoneses una bebida llamada Tru Blood que aporta los nutrientes sanguíneos sin necesidad de extraerla de la cepa, o sea, la aorta de cualquier hijo de vecino.


Esta especie de Outing Vampírico se produce a escala global lo que genera conflictos de derechos y libertades ya que el que hasta ahora era cazador y vivía en el anonimato pasa a ser tu vecino chupasangre. Pues bien, la primera temporada me parece realmente ingeniosa, adictiva (vampiros, sangre y sexo por doquier no es mala mezcla a priori) e ilustrativa en cuanto a la reinterpretación del mito vampírico: efecto de plata, inmunidad a los crucifijos (entraremos en otro momento en la espiritualidad del vampiro ya que un no-vivo debería no estar dotado de alma, ya que su alma debió 'ir' a algún lugar cuando murió, de lo que se deduce que debe estar viviendo una dualidad espiritual como ser animado o bien se produjo un cambio esencial lo cual es inconsistente con la esencia espiritual que no es mudable, en fin), la inmortalidad vampírica (y su efecto en la historia, claro), los poderes alucinógenos y excitantes atribuidos a la sangre vampírica, el libertinaje la naturaleza y las pulsiones de un no-vivo. Todo ello en una población sureña (Bon Temps) donde el racismo en su día debió ser caldo de cultivo y que empieza a repetirse, pero claro, con unos vampiros encantados de conocerse y que se han alimentado de humanos, como el que dice, hasta antes de ayer y que además se saben superiores a la naturaleza humana por ese ‘detallito’ de ser inmortales hasta que una estaca o un bronceado no deseado se cruce en sus vidas (más adelante se descubre que los chupasangres tienen un rasgo en común con los Inmortales pero no quiero que ‘se me vaya la cabeza’ ☺)

En fin, además cuentan con una de las mejores Intros que he visto en mi vida (escenas sureñas casi mágicas que atemorizan mezcladas con imágenes subliminales muy sugerentes, música folk de Jace Everett y subtítulos por cortesía de youtube)



Bueno, pues gran parte de la trama de True Blood se desarrolla en Merlotte’s el restaurante de Sam Merlotte cuya naturaleza se despejará a medida que avanza la serie.

Por cierto, otros de los alicientes de la serie es Sookie, interpretada por Anna Paquin, que ejerce de camarera en Merlotte's y Lafayette, interpretado por Nelsan Ellis y que se ha convertido en un icono para la comunidad gay.

Puestos a elegir, prefiero adjuntar una foto de Sookie por motivos obvios:



Aunque la verdad, más aun preferiría a Jessica y sus colmillos...



En Merlotte’s, sólo hay tres reglas: ‘ No dancing, no religion, no politics

Pues bien, dado que no estoy en Merlotte’s sino en Crosseyed’s voy a contravenir la tercera regla obviando mis opiniones políticas (por el mero hecho de que no hay nada que merezca ser defendido en el panorama político actual bajo mi humilde punto de vista) pero sí expresando lo que detesto: la falsedad, la hipocresía, la demagogia, el oportunismo y la propaganda vacía. Conste que menciono propaganda en el más goebbeliano de los sentidos como explicaré más adelante y no tanto como una variable más del Marketing.

El Presidente de mi país ha reformado su Gobierno, es decir, que ha echado a un@s ministr@s y los ha reemplazado por otr@s. No entiendo, para empezar, por qué llamarlo crisis cuando en este país todo es crisis salvo eso, que debería suponer una esperanza, y si el hecho de sustituir unos peones por otros supone una crisis, las empresas de este país deben vivir en una crisis perpetua y los Headhunters deberían pasar a ser denominados Crisófilos o Crisófagos en fin…no divagaré más en esta chorrada.

Pues bien, no es el hecho de echar a unos y subir a otros lo que me importuna; lo que me indigna es la demagogia que supuso hace seis años convencer a este país de la importancia de las ejecutivas paritarias (es decir con igualdad de hombres y mujeres en puestos de responsabilidad) que se legisló a través de la Ley de Igualdad (tan inútil como el Ministerio que le daba nombre y de cuya desaparición me congratulo) sino que además si alguien osaba poner en duda que la valía de una persona al frente de un Consejo de Administración no depende del colgajo que lleve o no entre las piernas sino de su preparción intelectual y profesional te tachaban poco menos de demagogo, machista e intolerante (y conste que en mi empresa llevamos dos CEO’s mujeres por lo que son, no por su sexo, de lo cual no me siento orgulloso, me sentiré orgulloso de mi CEO si toma las decisiones adecuadas no importa cual sea su sexo)

Pues bien, ocho años de plazo se les dio a las empresas (me permito recordar que en un sistema capitalista como el que vivimos las empresas se deben a sus accionistas, no a unos politicuchos del tres al cuarto y subsisten por y para hacer ganar dinero a sus dueños, es decir, sus accionistas) para que aplicaran la norma y resulta que el Ejecutivo del que nació la norma no ha durado ni seis años con ese sistema: el nuevo Gobierno NO ES PARITARIO.

Adjunto artículo 75 de la Ley de Igualdad de 2.004 que conmina a las empresas a adoptarla:

Artículo 75. Participación de las mujeres en los Consejos de administración de las sociedades mercantiles.

Las sociedades obligadas a presentar cuenta de pérdidas y ganancias no abreviada procurarán incluir en su Consejo de administración un número de mujeres que permita alcanzar una presencia equilibrada de mujeres y hombres en un plazo de ocho años a partir de la entrada en vigor de esta Ley.

Lo previsto en el párrafo anterior se tendrá en cuenta para los nombramientos que se realicen a medida que venza el mandato de los consejeros designados antes de la entrada en vigor de esta Ley.

Pero claro, ahora que las circunstancias han cambiado y se necesita un Ejecutivo de más peso político y con mejor preparación ¡zas! nos cargamos de un plumazo y sin hacer ruido la norma que marginó a todos los que pensábamos que era un atentado al sentido común: eso es DEMAGOGIA y la técnica usada por el partido en el poder PROPAGANDA al más puro estilo goebbeliano satanizando al que piensa lo contrario por no pensar ‘lo correcto’ (Principio de unanimidad de Goebbels)

Y lo que comento va sin segundas intenciones. Desde siempre la política utiliza el Marketing como herramienta a diario y en especial cada vez que se convocan elecciones: PR, anuncios, redes sociales, sms, pegada de carteles, espacios publicitarios (y subvencionados, para más inri) campañas virales…¡si hasta Gaspar Llamazares dio mítines en Second Life! (así les fue a ambos)

Pero de ahí a la manipulación de las masas (o la ciudadanía) utilizando los métodos propagandísticos goebbelianos hay un mundo, y eso es exactamente lo que el partido en el poder utiliza de forma magistral (y no hay que quitarle mérito por las dotes de maestría que hay que tener para ejercerla sin que ‘rechine’ demasiado) Basta con una ‘ciudadanía’ idiotizada y manejable, y parece que en eso nos estamos convirtiendo, para que surta el efecto deseado.



Pasemos a algunas definiciones de propaganda extraídas de aquí:

Ivan Thompson: La propaganda es una importante herramienta de la promoción que sirve para dar a conocer, por una parte, doctrinas, ideas y puntos de vista; y por otra, información referente a una organización, sus productos, servicios y/o políticas. Todo ello, con la finalidad de atraer adeptos o compradores.

Patricio Bonta y Mario Farber, autores del libro "199 Preguntas Sobre Marketing y Publicidad", definen la propaganda como "el uso de técnicas de publicidad aplicadas a fines políticos. Se origina en la expresión propagar, que significa difundir" [1].


La American Marketing Asociation (A.M.A.), define la propaganda como "las ideas, información u otro material difundido comúnmente a través de los medios (periódicos, páginas amarillas, radio, televisión, etc.) en un esfuerzo por ganar a personas para una doctrina o punto de vista" [2].


Laura Fischer y Jorge Espejo, autores del libro "Mercadotecnia, en su Tercera Edición", definen la propaganda como "un tipo de publicidad que se realiza en medios masivos de comunicación para difundir ideas políticas y religiosas" [3].


El Diccionario de Marketing de Cultural S.A., proporciona la siguiente definición de propaganda: "Forma de diseminar un concepto que apela, tanto al intelecto como a las emociones del público al que va dirigido. Debido a la combinación de sus objetivos es el medio preferido para la comunicación de ideas, doctrinas, etc." [4].


La propaganda es, por una parte, un tipo de publicidad que utiliza medios masivos como la televisión, la radio, los periódicos, etc., para difundir ideas, información, doctrinas u otros con el objetivo de atraer principalmente adeptos; y por otra, es una forma especial de relaciones públicas que se utiliza para comunicar información referente a una organización, sus productos o políticas a través de medios que no reciben un pago de la empresa, como las noticias o reportajes, con el objetivo de atraer principalmente a compradores.


Hasta aquí ningún problema, la propaganda como una técnica más dentro de las herramientas del Marketing político, el problema se produce cuando la propaganda constituye el arma principal de la estrategia política, por encima de las ideas y los valores: el cómo por encima del qué, el medio convertido en fin.

Analicemos ahora qué significaba la Propaganda para Goebbels (Ministro de Propaganda de Hitler) y sus once pilares. Omito comentarios para que cada uno saque sus conclusiones aplicadas al día de hoy.


  1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
  2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
  3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
  4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
  5. Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
  6. Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
  7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
  8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
  9. Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
  10. Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
  11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.
Y ahora dos ejemplos de que cuando se trata de escenificar la propaganda apelar al intelecto pero sobre todo a las emociones es lo que cuenta de cara a difundir el mensaje, no importa cuál sea (y apelar a las emociones puede ser un discurso ante masas o una mirada de gato de Shrek a la cámara o la famosa niña de Rajoy, aunque en este caso fuera para enterrarse políticamente sin necesidad de adversario).

Adjunto primero la parodia y luego el original, ved ambos, las similitudes son extraordinarias: gestos, trascedencia, autoridad, sentimentalismo, autoafirmación, arenga a las masas, poses casi cómicas, en fin emociones. Lo malo es de quién se trata y lo que la historia nos ha contado luego.





Conclusión: cuando la propaganda es la prioridad es difícil diferenciar a un líder democráticamente elegido capaz de conducir a su pueblo a la mayores atrocidades de la Historia de un payaso sin cabeza. Sólo un genio como Charles Chaplin es capaz de mimetizar hasta el más mínimo detalle gestos y entonaciones aunque al final ninguno de los personajes digan nada con sentido, como en la actualidad.

La Ley de Paridad y la crisis de Gobierno son sólo un ejemplo y muy pequeño de propaganda, palabras vacías y gestos sin sentido para conducir al pueblo y decidir qué es lo políticamente correcto que, cuando las circunstacias cambian, se pueden variar a discreción del gobernante sin hacer mención alguna de por qué antes era prioritario y ahora es tan prescindible pero sirvió para adoctrinar al vulgo, y arrinconar y marginar a los que pensaban lo contrario. Seguro que todos tenemos un montón de ejemplos parecidos.

Y como colofón, un himno de unos de mis grupos favoritos: 'No nos engañarán más'

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