26/7/06

Un cuento y Sinatra


No sé que extraña magia es capaz de unir el placer de degustar un libro (que va de más a menos, por qué no decirlo) donde el lector/a se puede encontrar a sí mismo en cada una de las esquinas del París de los cuatro personajes de la novela, junto con la música de La Voz, tan antigua como novísima, que pone banda sonora a una historia con tintes de cuento. Y conste que el matrimonio perfecto es la música con el libro, algo parecido al final de Lost in Translation junto al Psychocandy de The Jesus and Mary Chain. Hay libros que te dan pistas sobre la banda sonora que les debe acompañar, por ejemplo, Blankets y The Cure, Shangai Baby y Sonic Youth. En este caso no se debe hacer caso a Anna Gavalda en boca de su personaje principal, Camille, y su defensa a ultranza de Marvin Gaye. El cantante de la Motown no es capaz de acompañar este libro, aunque la historia que Camille nos relata sí que merezca la pena.


Y es un cuento, lo siento por quien no lo haya leído, que acaba bien, quizás por eso es más cuento que ningún otro.


El autobiográfico discurso de pedida (sí de pedida, no de despedida) de Philou acompañado por My Way....el final del cuento (sin tres ni cinco palabras) con Fly me to the Moon o, para acabar, el Epílogo sazonado (como haría Franck) de I've got you under my skin.


Hay quien se parará a pensar en unas tostadas maravillosas y le dará por llorar como una Magdalena en la piscina ante la atónita mirada de la concurrencia o quien, por el contario, se quede meditabundo acerca de si las hadas tienen sexo, o si tan solo existen en los libros. Un manual de supervivencia contra las adversidades (de todos los días), un bálsamo de esperanza (previsible a medida que avanza), una bocanada de aliento cuando faltan abrazos, un cuento de los que apetece regalar (y con seguridad de no equivocarse). Y con Sinatra....un cuento de hadas (con o sin sexo).Espero con desesperanza la película... :(

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